Algunas personas entienden la fe como un sentimiento religioso separado de la verdad objetiva de la revelación bíblica
La fe juega un papel fundamental en el cristianismo. En el Nuevo Testamento se nos enseña que "sin fe es imposible agradar a Dios(Hebreos 11:6). Y Pablo declara en Efesios 2:8-9 que somos salvos "por gracia, por medio de la fe La fe es el medio instrumental por el que nos apropiamos de todas las bendiciones que Dios ofrece por gracia en el evangelio a través de la Persona y la obra de nuestro Señor Jesucristo. Pero ¿qué significa creer? ¿En verdad creen todas las personas que dicen creer? No, realmente. La Biblia revela la sobria realidad de que muchos llegarán engañados a la presencia de Dios en el día del juicio pensando que eran creyentes sin serlo (ver Mateo 7:21-23; Juan 2:23-25; Santiago 2:19).
Algunas personas entienden la fe como un sentimiento religioso separado de la verdad objetiva de la revelación bíblica; éstos dicen creer, pero su fe no pasa de ser un sentimiento subjetivo del corazón. Otros confunden la fe con credulidad; aceptan como verdadero un conjunto de presuposiciones, pero sin poseer evidencias objetivas y razonables que sustenten lo que creen. También están los que confunden la fe con el optimismo, con una actitud mental positiva ante la vida; para estas personas el objeto de la fe no tiene la menor importancia, lo único que importa es creer; podríamos decir de ellos que tienen fe en la fe y, en última instancia, que tienen fe en sí mismos. Pero la fe verdadera no es un sentimiento subjetivo del corazón, no es una creencia ciega, ni una actitud mental positiva o confianza en nuestras propias posibilidades.
La Biblia define la fe como "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve(Hebreos 11:1). La fe descansa en una revelación objetiva, habiendo sido persuadidos razonablemente de que esa revelación es confiable. Así que la fe posee tres ingredientes esenciales: conocimiento, asentimiento y confianza. La verdadera fe descansa en lo que Dios ha revelado en las Escrituras teniendo la plena convicción de que lo que allí se revela es en verdad la Palabra de Dios. Pero no basta con conocer y asentir; ahora debemos manifestar una confianza que lleva a la obediencia. No es lo mismo creer en Dios que creerle a Dios. El que confía obedece, el que no obedece no confía. "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor pregunta Jesús en Lucas 6:46 y no hacéis lo que yo digo?"Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos(Juan 8:31).
Sugel Michelén pastor