LA TEOLOGÍA
Por Daniel García1.- Apolos con Priscila y Aquila: Hech. 18:24-28 el relato de este encuentro. Apolos, elocuente, poderoso en las Escrituras de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor. Cada palabra no tiene desperdicio. Tenía un problema: sólo conocía el bautismo de Juan.
Comenzó a hablar con valentía en la sinagoga, pero cuando lo oyeron Priscila y Aquila, lo tomaron aparte y le expusieron con más exactitud el camino e Dios. ¡Qué buena actitud de ambos lados!
Cuando quiso ir a Acaya, lo animaron y les escribieron a los discípulos...fue de gran provecho...con gran valentía refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo
Enseñanza: no es suficiente la elocuencia, el poder, la diligencia, hace falta el conocimiento teológico.
2.- Pablo le dice a Timoteo: 2 Tim. 2:15 "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad". No es de cualquier manera ni tampoco con un conocimiento superficial, sino profundo de la Palabra de Dios.
3.- Palabra, Doctrina y Teología: No definimos cada término, pues lo que nos interesa es la relación que existe o debe existir entre cada uno de ellos. En nuestro concepto están íntimamente relacionados el uno con el otro. Sabemos que para muchos, no, y tienen razón, pues en muchos caso se trata de tres cosas distintas.
La Palabra dice lo que está escrito, la doctrina interpreta y saca conclusiones y la teología también, por lo tanto, tanto la segunda como la tercera están muy influenciados por la tradición humana (de la cual no nos escapamos tampoco los cristianos evangélicos) y por la interpretación que los hombres hacen de la Palabra y que no siempre coincide con la de otros hermanos.
Nuestro desafío ahora y hasta la Venida del Señor, es procurar la Teología y la Doctrina no se aparten de lo que quiere decirnos la Palabra, y para ello necesitamos lo que diremos más adelante en el punto 5 bajo el título "La Unidad de la Fe".
4.- La imperdibilidad de la salvación: Para muchos es cuestión de tomar partido por la pérdida de la salvación o no. Para otros es cuestión de seguir lo que dicen ciertos líderes que les simpatizan. El tema es sumamente serio, como para ser considerado en una de nuestras próximas clases de Discipulado, pero no podemos tomar partido de una manera liviana sin haber buscado en la Palabra del Señor y en su presencia todo lo que el Señor dice acerca de una salvación tan grande.
5.- La unidad de la fe: Es un tema que hemos tratado en muchas ocasiones. Sólo repetimos para los que no hayan tenido oportunidad de escucharlo, que según Efesios 4 advertimos dos clases de unidad: la del Espíritu y la de la fe. La primera es la del versículo 3: "...procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz...". Dice mantener, pues ya la tenemos por pertenecer a Cristo y no debemos dejar que se rompa esta unidad.
Pero la segunda la encontramos en los versículos 11-12 que dicen: "Y el mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo d Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" y esta unidad hay que alcanzarla todavía. No es para el cielo, sino para la tierra, como seguimos viendo por el contexto en los versículos 14-16.
¿Cómo vamos a alcanzarla? Bueno, esto está asegurado porque Dios lo ha dicho. Esto no nace en la voluntad de ningún hombre sino de Dios. A esto debemos agregar algo no menos importante y es que no la haremos nosotros, sino que El Señor se lo ha pedido al Padre en Jn. 17:11 "...Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros". Y Jn. 17:20-21 "Pero no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú Padre , en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tu me enviaste". La unidad de la fe está asegurada porque esta oración no quedará sin respuesta.
Pero indudablemente nosotros tenemos que hacer nuestra parte "colaborando" con Dios en tan inmensa tarea. Para ello contamos con las tres preciosas armas que debemos utilizar, sin usar una en desmedro de la otra: (1°) La Palabra de Dios, "la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones" (2 Ped. 1:19). (2°) El Espíritu Santo, auxilio indispensable para entender las Escrituras ya que Jesús dijo: "Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Jn. 14:25-26);
y (3°) Los Ministerios de Ef. 4:11-12, cuyo texto ya hemos citado y que han sido constituidos por el Señor precisamente para perfeccionar a los santos...para la edificación del cuerpo de Cristo.
En general no hay problema con los dos primeros aspectos, excepto que a veces se emplea la Palabra con muy poca participación del Espíritu que da vida. Otras se enfatiza el Espíritu, con muy poca consideración hacia a Palabra. En cuanto al tercer aspecto, no siempre es bien entendido que no somos una isla en la iglesia, sino que pertenecemos a un cuerpo, que es el cuerpo de Cristo, que ha sido y es gobernado por los cuatro o cinco ministerios señalados y a quienes tenemos que considerar, tanto a los que nos han precedido como dice Heb.13:7 "Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta e imitad su fe", como los contemporáneos nuestros señalados en Heb. 13:17 "Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas como quienes han de dar cuenta, para que lo hagan con alegría, sin quejarse, porque esto no os es provechoso". No existen hermanos que están en el cuerpo y que no tengan pastores que cuiden de sus vidas.¡Qué bueno será reconocerlos!. Sin duda representará ya un paso importante a esta unidad que Dios está buscando de su pueblo.
6.- Una generación de hombres y mujeres llamados a dedicarse a "full" al ministerio: En el primer libro de Samuel tenemos la hermosa historia del pedido de la madre de Samuel y la contestación del Señor. Una vez destetado, cosa que se cree fue a los tres años de edad, Samuel fue entregado al templo para servir al Señor, de lo cual no se apartó jamás en toda su vida.
No tenemos ni la más remota mención de que el niño creció con traumas ni desordenadamente. Seguro que habría quienes cuidaban de él con solicitud, pero no era su madre, ya que estaba lejos y lo había entregado al Señor. Ella nunca se registra que se hubiera arrepentido de la ofrenda y Samuel jamás hizo mención que estuviera desconforme con los pasos que dio su madre, por el contrario, la sentencia bíblica es que "Samuel crecía y Jehová estaba con é;; y no dejó sin cumplir ninguna de sus palabras.Todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, supo que Samuel era fiel profeta de Jehová" Sam.3:19-20.
Que haya niños y jóvenes ofrendados al Señor los ha habido y los habrá en toda la historia, pero creemos firmemente que en estos últimos tiempos, en que la maldad se está multiplicando y que la iglesia volverá al Señor como nunca antes en la historia para prepararse para Su Venida, más y más habrá niños y jóvenes consagrados al Señor desde muy temprano, que no seguirán los parámetros de todos los niños o de todos los jóvenes, sino que tendrán una preparación especial para que se dediquen muy temprano al ministerio.
No estamos diciendo que van a ser predicadores de muy jovencitos, pero sí que estarán en contacto diario con las cosas santas, aunque fuera de una manera tan simple como"abrir las puertas por la mañana", es decir, el dedicarse a tareas rutinarias y normales, pero que emplearán todo el potencial que tiene un joven a esa edad, para prepararse para servir al Señor a fin de ser poderosos en las Escrituras, no perdiendo sus mejores años en universidades para ser diestros en las cosas que perecen, sino en las que a vida eterna permanecen.
No estamos diciendo que todos tendrán que hacerlo, pero estaremos orando y vigilando para ayudar a todos los "Samuel" que el Señor levante en esta generación y que han sido llamados a las cosas santas. Sin embargo, todos aquellos que hemos sido llamados pero que el Señor nos ha concedido prepararnos en las cosas de este mundo para defendernos en la vida y aun para utilizar nuestra profesión secular en beneficio de la obra, seamos al mismo tiempo fieles conforme al llamado que el Señor nos ha hecho, a fin de que no tengamos de nada que arrepentirnos aquél día glorioso que llega.
Es posible que no todos compartan estas afirmaciones tan atrevidas, pero de eso se trata el "Discipulado", que no repetimos lo que todos sabemos, sino que procuramos avanzar conforme a lo que el Señor nos va indicando y al avanzar, muchas cosas nos habrán de chocar, pero confiamos que el Señor dará luz a todo aquél que con honestidad, quiera servir al Señor mejor que lo que lo ha hecho hasta ahora. Dios les bendiga.