SOLO ESCRITURA,SOLO GRACIA,SOLA FE,SOLO CRISTO,SOLO A DIOS LA GLORIA.“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” Romanos 11:36

ORANDO EN EL ESPIRITU



El texto de Efe. 6:18 propuesto dice que la oración debe ser hecha "en el Espíritu es decir, no vale cualquier oración:
1-       HAY ORACIONES EN LA CARNE:
Santiago 1:6-8 dice: "Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor, ya que es persona de doble ánimo e inconstante en todos sus caminos? No  es una duda que nos asalta, sino que no estamos convencidos que estamos pidiendo algo para la gloria del Señor y dudamos. Aunque nos asalte la duda, si estamos convencidos  vamos a pelear por eso hasta vencer. Si dudamos, dejémoslo en las manos del Señor. En Sgo. 4:3 dice que podemos pedir mal, para gastar en nuestros deleites y esta no es una razón para pedir a Dios.
El fariseo de la parábola oró en la carne. Su corazón era altivo y no se humilló y de nada sirvió su oración o sus oraciones.
Israel vimos que clamó en su angustia, pero con una mezcla peligrosa de rebelión que hicieron que las respuestas del Señor terminarán por destruirles. Sus clamores no buscaron la gloria del Señor y el bien de su pueblo, sino resolver sus problemas personales y nada más, como quien va al adivino para esto.
2-       ORACIONES EN EL ESPIRITU:
El publicano con su espíritu contrito y humillado por el pecado contra Dios.
Bartimeo pidiendo a gritos misericordia.
David clamando por perdón y limpieza permanente en su vida.
Moisés frente al mar pidiendo la salvación de todo el pueblo.
Ana que quiere un hijo que dedicará al Señor todos los días de su vida.
En fin, la lista sería interminable, pero no vemos en ellos altivez sino un espíritu de profunda humildad y  convicción de la necesidad de Dios y el deseo de glorificarle y no buscar su propia gloria o satisfacción.

(3)ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES
1-       No nos hemos dedicado a diferenciar distintos aspectos de la oración que es necesario remarcar. Dentro de ella tenemos el Clamor, Ruego, la Súplica, la acción de Gracias, la Alabanza, la Adoración la Intersección, etc. En nuestro pequeño estudio nos hemos circunscripto principalmente al aspecto del Clamor y tampoco de una forma teórica sino basándonos en experiencias de hombres en las Escrituras.
2-       El clamor no debe entrar en condenación. Si estamos en pecado, clamamos para terminar con el pecado y no volver más a él. Si lo estamos haciendo honestamente, debemos estar seguros del poder de la sangre de Cristo para nosotros, de la virtud de la gracia de Dios, del poder del Señor para perdonar todos nuestros pecados y del Espíritu Santo para echar aceite y vino en las heridas  cualquiera sea la magnitud de nuestro pecado. LO UNICO QUE NOS PUEDE CONDENAR ES EL PECADO NO CONFESADO Y GUARDADO.
3-       El clamor debe llevarnos tarde o temprano al quebrantamiento de nuestro corazón, pero NO AL EMOCIONALISMO. No es suficiente con estar "emocionados Hay que utilicemos esas emociones para acercarnos a Dios, ni las IMITEMOS. El quebranto de corazón es más profundo, aunque sea sencillo, pero uno queda con la convicción de que Dios ha hecho algo... es como el publicano que sabía muy bien que había descendido a su casa justificado, no en su mente sino en su corazón.
4-       Una cosa es un sermón prolijo, ordenado elaborado, y otra es respaldado con intensa oración y súplica delante del trono de Dios. Uno puede ser maravilloso, pero no llega muy lejos. El otro viene con unción del Espíritu santo y toca adonde el hombre no puede tocar... hasta las coyunturas y tuétanos y alcanza hasta partir el alma (Heb. 4:12).
5-       Perseveremos en oración. Busquemos la ayuda de un grupo, de un amigo. El grupo de Wesley en Oxford. El ejemplo del pastor Sparta en su juventud  con sus compañeros  de oración. El recuerdo de mi juventud con largos años juntándome con algunos pocos jóvenes amigos para orar ¡Cuánto bien nos ha hecho! Eran años difíciles. La perseverancia personal. La noche y la mañana temprano como lo hacía en ocasiones el Señor.