La senda angosta a la vida eterna
Todos  aquellos que han de ir al cielo confesarán que su salvación ha sido un  gran milagro de la gracia gratuita del Señor. Serán almas que  verdaderamente han nacido de nuevo por el poder del Espíritu Santo (ver  Juan 3). Serán personas que han sido convertidas por Dios, lo cual  implica que experimentan tres cosas: (1) una pena profunda por su propia  iniquidad, (2) una inmensa alegría por la salvación en Cristo Jesús, y  (3) una sincera gratitud a Dios por Su gran salvación (ver Rom. 7:24-25;  Salmos 50:15). 
(1) Cuando el  Espíritu Santo comienza a obrar la salvación en un pecador El no empieza  revelándole a Cristo. Por naturaleza no hay cabida para Cristo en  nuestros corazones. Mas bien El le confronta cara a cara con su trágica  miseria y peligroso estado de pecaminosidad delante de Dios. El pecador  es llevado a experimentar:
una  pena sentida desde el fondo de su corazón sobre sus innumerables pecados  actuales en sus pensamientos, palabras y acciones contra Dios que todo  lo sabe;
una pena sentida desde el fondo de su corazón sobre el vivir sin Dios, sin Cristo, y sin esperanza en el mundo;
una  pena sentida desde el fondo de su corazón sobre su terrible pecado  original adquirido al caer juntamente con Adán, comprendiendo que su  corazón es una fuente de contaminación y corrupción en su totalidad;
una  pena sentida desde el fondo de su corazón no solo porque la carga del  pecado es muy pesada para ser llevada, sino también porque encuentra  imposible liberarse por si mismo de esta carga.
una  pena sentida desde el fondo de su corazón cuando el es traído al punto  en que se da cuenta de que el no puede salvarse a si mismo pero aun así  el debe ser salvo, por lo cual implora "Señor, tu eres justo y tienes  todo el derecho de separarme de ti para siempre, pero será posible que  haya algún camino en Ti para escapar de Tu castigo divino y ser  restaurado en Tu misericordia
Se considera usted también un  pecador miserable, despreciable, consternado, culpable y perdido -un  pecador que por experiencia sabe que no hay esperanza de salvación en  usted mismo? 
(2) Cuando el  pecador experimenta que no tiene futuro alguno más que la condenación, y  que el Espíritu Santo le habilita a abandonarse a Dios como único  refugio, ese mismo bendito Espíritu le ha de mostrar el  indescriptiblemente rico y magnífico camino de salvación y liberación de  Dios mediante la sangre y sacrificio completo del Señor Jesucristo. El  pecador es llevado a experimentar:
una necesidad de Cristo;
una visión hermosa, completa y pertinente de la obra redentora de Cristo;
una  revelación de Cristo en su alma mediante la Palabra y Espíritu, a  través de la cual comprende la forma en que Cristo enteramente obedeció  la ley y llevó por completo el castigo del pecado en sustitución de  pecadores caídos y despreciables;
una aplicación de Cristo mediante la cual puede ceñir a Cristo con gozo indecible como su Salvador y su salvación. 
Ha  experimentado usted también algo de Cristo como el gran camino de  liberación mediante el poder del Espíritu Santo aplicando la Palabra de  Dios a su alma? Le ha provocado un deseo de conocer a Cristo más y más  como su Todo-en-Todo -conocerle experimentalmente como el Salvador único  y diligente que salva hasta lo imposible?
(3)  Finalmente, aquellos que verdaderamente experimentan el camino de  salvación del Señor en Jesucristo expresarán también una sentida  gratitud por tan gran liberación: "¿Qué daré a Jehová por todas sus  bendiciones para conmigo?(Salmos 116:12). Ellos desean entregar todo,  alma y cuerpo, en las manos del Señor por toda la eternidad, yacer a Sus  pies en sumisión verdadera, y confesar, "Sea hecha Tu voluntad, como en  el cielo así también en la tierra. A pesar de nuestras transgresiones,  deseamos vivir para la gloria de Dios por sobre todas las cosas, y  servir a nuestro prójimo con amor para su bienestar espiritual y  temporal. 
Estimado lector, examínese a usted mismo.
Por Joel R. Beeke 
 
 
 
 
