SOLO ESCRITURA,SOLO GRACIA,SOLA FE,SOLO CRISTO,SOLO A DIOS LA GLORIA.“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” Romanos 11:36

El Culto al Señor

Por Daniel García


INTRODUCCIÓN
: El culto al Señor es, juntamente con la Palabra, los dos elementos más importantes de la vida espiritual de la iglesia. Cuando decimos los más importantes, no queremos decir que no haya otros elementos imprescindibles, pero aunque lo son, no tienen el rango que tienen estos dos primeros. Se discute si primero es la Palabra y luego el culto. Estamos de acuerdo, pues si no hay Palabra no hay vida, pero si no hay culto o el culto es pobre o como dice una vieja canción, "el culto que rendimos al Señor cuán débil es", es una mala señal de que la vida espiritual no fluye y que el río de Dios, si alguna vez estuvo vivo, ahora fluye escasamente.
El culto es una manifestación espiritual de la vida que tiene la congregación. Si los hermanos que la integran viven en pecado o una vida liviana o mundana, el culto será de una pobreza muy grande o será cualquier otra cosa, pero no un culto al Señor. Judas es un ejemplo tipo del hombre carnal y de la forma en que ve las cosas en la iglesia. Juan 12:4 nos dice: "Dijo ... Judas Iscariote ..., el que lo había de entregar: ¿Por qué no se vendió este perfume por trescientos denarios y se les dio a los pobres?". El Señor desaprobó este razonamiento aparentemente espiritual, pero producto del humanismo que dejaba al Señor sin la adoración de aquella mujer.
Si la vida espiritual de los hermanos es genuina, es una vida llena de los frutos del Espíritu, la alabanza y la adoración subirán al cielo como un perfume grato aunque no tengan un instrumento y aunque tengan dificultades para entonar bien las canciones.
2.- NO TENEMOS "CULTO MODELO": El Señor enseñó a sus discípulos muchas cosas, estableció las bases de su iglesia, etc. pero no enseñó una forma de culto determinada. Entendemos que no quiso que se creara un hábito para que los que lo practicasen transformaran el culto en una expresión formal, en un nuevo ritual, promoviendo en cambio que cada uno de los que lo ofrecen, traigan sus acciones de gracias, salmos e himnos y cánticos espirituales, sin hipocresía y en pleno reconocimiento de su grandeza.
3.- ALABAR A DIOS ES UN MANDAMIENTO: Dice el Salmo 150 que "todo lo que respira alabe a Jehová". No depende del estado de ánimo de la persona, ni de la débil respuesta de la voluntad humana, sino que Dios lo ordena y lo hace con una fuerza inusitada: "¡Pueblos todos, batid las manos! ¡Aclamad a Dios con voz de júbilo! Porque Jehová, el Altísimo, es temible, rey grande sobre toda la tierra" (Sal.47:1-2). Sal.145:3 dice que "Grande es Jehová y digno de suprema alabanza, su grandeza es insondable". Nunca llegaremos al punto que ya "hemos cumplido", siempre habrá una gloria mayor que darle y aquí la exageración no existe.
4.- DEBE SER UN CULTO VIVO: Rom.12:1"...os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto". Para ello es necesario presentar, junto con la alabanza, la ofrenda de nuestra vida. Esto implica el reconocimiento pleno del señorío de Cristo, como aquel que es amo y Señor de todo el ser, y por lo tanto, digno de ser amado y adorado con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas. De lo contrario, el culto se transformará en algo rutinario, frío, sin vida, carente de valor y que provoca el enojo de Dios.
Isa.29:13 tiene una solemne advertencia: "Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado..." y en 1:11-17 la Escritura es terriblemente fuerte: "¿Para que me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros...¡Quién pide esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para pisotear mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda..."
5.- EN PLENA CERTIDUMBRE DE FE: Dice Heb. 10:22 "Acerquémonos, pues, con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura". 11:6 dice que "...sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que le buscan".
La fe, que es ese don precioso dado al hombre por gracia y sólo por gracia, capaz de traer al corazón del hombre aquella profunda convicción y confianza en Dios, viene por el oir de la palabra de Dios ( Rom. 10:17). Pero no del mero oir, si no del oir que va acompañado de la obediencia, del obrar conjuntamente. El conocimiento intelectual de los mandamientos de Dios no producen fe por sí mismos en el corazón del creyente sino son llevados a la práctica. En cambio la obediencia genuina a sus preceptos, lo conducen por un sendero de plena confianza e íntima comunión con el Señor.
No seamos de los que leen las Escrituras, pero no hacen, de los que oyen pero no obedecen, y cuando llega la hora del culto al Señor no pueden acercarse a Dios porque no tienen fe para creer lo que El ha dicho: que es que donde están dos o tres congregados en su nombre, él esta en medio de ellos.
Acerquémonos, pues, con corazón sincero, en plena certidumbre de fe y ofrezcamos a Dios el culto que es digno de recibir.
6.- DEBE OFRECERSE EN SANTIDAD: Heb. 10:22 que ya citamos dice "purificados los corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura". El culto al Señor es algo muy serio. No se trata de copiar formas de liturgia, o de incorporar lo novedoso, porque él ama la verdad en lo íntimo (Sal. 51:6 ) y la comunión íntima de Jehová es con los que le temen (Sal. 25:14 ) y el temor de Jehová es aborrecer el mal. (Prov. 8:13 )
Muchas veces el culto no alcanza un nivel más alto de alabanza y adoración porque hay cuentas pendientes con el Señor. Dice Mat. 5:23-24: "Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda"
Dios es celoso de su Santidad y si demanda el perdón y la reconciliación cuando hay cuestiones entre hermanos, como uno de los requisitos indispensables para ofrecer adoración a su glorioso nombre, cuánto más no deberemos limpiarnos de toda inmundicia y contaminación de carne en el precioso lavacro de la sangre de Jesucristo?
7.- LA ALABANZA Y LA ADORACIÓN: Dos de los aspectos fundamentales del culto que rendimos al Señor se sintetizan en estas dos palabras que no siempre se diferencian debidamente. Por una parte, la alabanza que debe ser rendida por todo ser humano, ángeles y por la creación toda. El Salmo 150 termina diciendo "¡Todo lo que respira alabe a Jah! ¡Aleluya!" Que los seres humanos obedezcan o no, es su problema, pero es un mandamiento del Señor con independencia del estado espiritual del ser creado. Cuando hablamos de adoración, no es lo mismo. No se trata de cambiar el ritmo de la canción y hacerla más tierna, se trata de que tiene que haber santidad como requisito previo para que el Señor la reciba. El Salmo 24:3-6 "¡Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón, el que no ha elevado su alma a cosas vanas ni ha jurado con engaño. Él recibirá bendición de Jehová y justicia del Dios de salvación. Tal es la generación de los que lo buscan, de los que buscan tu rostro, Dios de Jacob".
Aclaramos que santidad no es una vida meramente correcta como la del fariseo (Luc.18:9-14), sino una vida que esta experimentando el poder santificador del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios, y por lo tanto, no es una vida correcta según el mundo, sino que es una vida santa según Dios y que produce los frutos de justicia agradables a Dios por medio de Jesucristo (Fil.1:11)
8.- LA EXTENSIÓN DE LOS CULTOS: Aunque la extensión de los cultos es algo formal no deja de ser importante, sea para bien o para mal. Cultos demasiado breves hablan de poco interés en lo que más concierne a Dios. Es como un hijo ya mayor que quiere mucho a sus padres pero jamás les da un abrazo ni se sienta a conversar con ellos con cariño. Cultos demasiado extensos atentan contra la vida congregacional que no tiene oportunidad de saludarse en amor; los hermanos se van yendo porque ya es demasiado tarde, etc. A veces los cultos se extienden porque se tiene la impresión de que a más horas, más poder, y generalmente, al pasar lo prudente la frescura de la presencia del Señor se va apagando como una vela.
La repetición de canciones en forma excesiva, más allá de lo que el Espíritu está guiando, llega a ser insoportable. En otras ocasiones el culto es una cantidad de canciones que se cantan sin repetir y uno no alcanza a participar de ellas ni a ser tocado por sus palabras porque ya se ha cambiado por otra.
9.- LOS QUE DIRIGEN:Podríamos ver a Caín y Abel rindiendo culto, o a Noé, a Abraham, a Isaac, a Jacob, a Moisés a Josué, a los Jueces, a Samuel, a Saúl, a David, a Salomón...¡Qué bueno sería detenernos en cada uno de ellos, tanto por lo negativo como por lo positivo que aprenderíamos!, pero queremos considerar a David en el pasaje de 2° Sam. 6:12-19. Llegaba a su fin una experiencia ingrata, relatada en el mismo capítulo v. 1-11, en la cual uno de los fieles muere por dejarse llevar por una alegría irresponsable, algo que los líderes jamás deben permitirse. Gozo sí, pero irresponsabilidad no. Debemos tener lo que la Biblia enseña como el "temor de Dios" y que según Prov. 8:13 "El temor de Jehová es aborrecer el mal"..por supuesto, en todas sus formas. David se propone ahora hacer las cosas respetando la Palabra de Dios y el gozo es mayor todavía. Entre otras cosas, David va danzando con toda sus fuerzas delante de Jehová, lo cual le ganó el menosprecio de Mical su esposa. Sin embargo, el v.15 termina diciendo: "...David y toda la casa de Israel conducían el Arca de Jehová" David era el director de la alabanza, pero era el que estaba más adentro de la alabanza. No empujaba ni exhortaba a la gente para que participara, sino que él mismo iba a la cabeza como pastor y todos le seguían.
El que dirige debe saber adónde lleva al pueblo de Dios, debe conocer el camino pues de otro modo, lo llevará a cualquier parte menos a la presencia del Señor. No es suficiente el talento musical o artístico, o el empuje o entusiasmo que tenga, todo lo cual puede o no ser agradable, pero no garantiza la presencia del Señor. El talento sin unción es agradable, pero a los fines celestiales, si está solo, no sirve.
Si decimos que debe conocer el camino es porque tiene que conocer la unción del Señor, que hará que los talentos sean valiosos y bendigan a él y al pueblo de Dios. La unción es la que toca el corazón de Dios y del hombre y hace del culto algo místico, misterioso, pero que sabemos de donde viene y está avalado por las experiencia de los hombres de Dios y del pueblo de Dios en la Biblia, en el A.T. y el N.T. Cuando el fariseo y el publicano fueron a orar, el segundo regresó a su casa "justificado", con una profunda experiencia del poder de Dios en su vida. El otro, se volvió tal como había venido.
Concluimos diciendo que lo importante es que quienes dirigen, lo hagan como un servicio a Dios y a la iglesia, con suma humildad, y sabiendo que ellos solos no pueden ni deben rendir culto a Dios por todo el pueblo, sino que todo el pueblo debe participar y compartir un salmo, doctrina, lengua, revelación o interpretación (1ª. Cor. 14:26), y tener libertad de dar palabra profética (1ª. Cor. 14:24-25 "Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros").
No hay duda que el desarrollo práctico del culto dependerá también del tamaño de la congregación, variando asi la participación de los hermanos podrá o no ser siempre pública, y sabiendo que Dios no tiene modelos que se deben copiar sino que donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad (2ª.Cor.3:17).