SOLO ESCRITURA,SOLO GRACIA,SOLA FE,SOLO CRISTO,SOLO A DIOS LA GLORIA.“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” Romanos 11:36

LA LEY y CRISTO

Estudio preparado por Jorge Himitian
Introducción
Se hace necesario abordar este tema pues en nuestro días, vuelve a resurgir una fuerte corriente judaizante en algunas partes del mundo, principalmente en los Estados Unidos, y que se está difundiendo por Internet a nuestros países latinoamericanos.
Esto no es algo nuevo, desde los días del Nuevo Testamento, vez tras vez vuelven a rebrotar en la historia de la iglesia movimientos que enfatizan que es necesario observar toda la ley, guardar el sábado, abstenerse de los alimentos que el Antiguo Testamento prohíbe, etc. Más o menos esa es la postura de los “Adventistas del Séptimo Día”. En los últimos años algunos sectores evangélicos también están enfatizando que los judíos, a pesar de no creer en Cristo, son el pueblo de Dios. Otros también afirman que los judíos que se convierten a Cristo deben seguir practicando la circuncisión, etc.
(1) Quisiera iniciar esta exposición respondiendo a la siguiente pregunta: “¿Quién es para los cristianos la autoridad suprema en materia de fe?.
Reconocemos y declaramos que la única autoridad de la iglesia es Jesucristo. La revelación de Dios en la historia humana ha sido gradual y parcial en el Antiguo Testamento, y esa revelación alcanzó su plenitud en el Nuevo Testamento. Creemos que Jesucristo es la revelación plena de Dios para todos los hombres de todos los siglos, y que esa revelación fue dada por el Espíritu Santo a los apóstoles y profetas del primer siglo (Efes.3.2-7). El Nuevo Testamento es el registro fidedigno y divinamente inspirado de esa revelación. Lo que los apóstoles del primer siglo escribieron es el fundamento inmutable de nuestra fe. La iglesia está edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Jesucristo su piedra angular. (Ef.2.20).
(2) Hay muchas ordenanzas en el Antiguo Testamento que según los apóstoles son sombras, figuras y símbolos de la realidad que vendría después. Y esa realidad llegó, es Cristo. Nuestra interpretación del Antiguo Testamento es la interpretación que ellos tuvieron y nos transmitieron. No podemos agregar o quitar a lo establecido por los apóstoles. Según ellos, hay mandamientos, enseñanzas y prácticas del Antiguo Testamento, que hoy ya no están vigentes, como el sacrificar corderos, construir un tabernáculo, vestir a los sacerdotes con vestiduras especiales, etc. La lista sería muy grande. De acuerdo al Nuevo Testamento, muchas de esas cosas tienen un rico y valiosísimo simbolismo espiritual, pero no necesitamos practicarlas hoy literalmente sino espiritualmente. El N.T. señala con bastante claridad cuáles son los mandamientos del A.T. que hoy no están vigentes y cuáles siguen vigentes.
(3) Felizmente los temas que vuelven a ser planteados, ya habían sido temas de controversia y discusión en la iglesia del primer siglo, y los apóstoles los resolvieron con suma claridad bajo la inspiración del Espíritu Santo. Así lo entendió la iglesia de todos los siglos. Hoy no necesitamos discutir nada, ni innovar, solo nos toca leer y acatar lo que los apóstoles, inspirados por Dios, establecieron sobre todos estos temas.
(4) La parte moral de la ley, aquello que revela lo que es pecado y cuál es la conducta santa que Dios quiere de todos los hombres, está expresado claramente en el Nuevo Testamento como “didaké ”. “Didaké” es una palabra griega que está traducida por “doctrina” o “enseñanza”. Es la suma de todos los mandamientos de Jesucristo y de los apóstoles que revelan la voluntad de Dios para nosotros y que debemos obedecer fielmente.
(5) Como advertencia, agrego un dato que es importante tenerlo en cuenta. Hoy en día hay grupos judaizantes que han llegado hasta el extremo de afirmar que el apóstol Pablo se desvió totalmente de la verdad, y que él es el “inventor” del cristianismo actual. Estos afirman que el Mesías Jesús había venido para reafirmar el judaísmo íntegramente y establecerlo en todo el mundo como el verdadero camino a Dios; que Pablo reinterpretó a Cristo y su mensaje creando así una nueva religión que es el cristianismo. ¡Es impresionante a qué extremos heréticos se puede llegar por este camino!
Vayamos al punto central de este tema, haciéndonos las siguientes preguntas:

1ra. Pregunta: ¿QUÉ DICE EL NUEVO TESTAMENTO ACERCA DE LA LEY?
Romanos 7.7-14
1. Que ley es santa, porque revela la santa voluntad de Dios para los hombres. El mandamiento es santo, justo y bueno. (v.12)
2. Que llegamos a conocer el pecado por la ley. (v.7)
3. Que sin la ley el pecado estaba muerto. Al llegar el mandamiento el pecado revivió en nosotros y nos mató. (v.9). Que el mismo mandamiento que era para vida, a nosotros nos resultó para muerte (v.10-11)
4. El propósito del mandamiento, mediante la muerte que el pecado produjo en nosotros, era revelar la extrema maldad y gravedad del pecado (v.13)
5. Que por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Que todo el mundo está bajo el juicio de Dios.(Rom.3.19-20)
Gálatas 3.10-29
1. “La ley no es de fe sino dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas” (v.12). Nadie las pudo cumplir todas. Aún más, la ley declara: “Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley” (v.10). De modo que por la ley estamos todos bajo maldición.
2. La ley fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que llegase la simiente de la promesa (v.19)
3. La ley no es contraria a la promesa pero no puede dar vida a nadie (v.21)
4. Antes de la fe estábamos encerrados bajo la ley (v.23)
5. La ley ha sido nuestro ayo para llevarnos a Cristo (v.24)
6. Venida la fe, ya no estamos bajo el ayo (v.25)
7. Ahora por la fe somos hijos de Dios, somos uno en Cristo, linaje de Abraham y herederos de la promesa. (v.26-29)

2da. Pregunta: SEGÚN EL NUEVO TESTAMENTO, ¿CUÁL ES NUESTRA RELACIÓN ACTUAL CON LA LEY?
1. Ya no estamos “bajo la ley sino bajo la gracia”. (Rom. 6.14-15)
2. “Ahora estamos libres de la ley por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Rom.7.6)
En los versículos anteriores del capítulo 7 (1-5), Pablo usa una alegoría concluyente y definitoria. Es la alegoría del matrimonio, en la que los cónyuges están unidos hasta que la muerte los separe. Si uno de los dos cónyuges muriera, el otro cónyuge queda libre y puede casarse con otra persona. En esta alegoría, la ley es el marido y la mujer somos nosotros. El apóstol del Señor en forma concluyente, en el versículo 4 declara: “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios”. Por eso afirma: “... ahora estamos libres de la ley por haber muerto...”
En Gálatas 2.19-20, vuelve a afirmar lo mismo: “Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí...”
La justa y santa ley de Dios exigía de nosotros muerte; esa exigencia fue plenamente cumplida en la muerte de Cristo. Cristo nos incluyó en su muerte. La ley no tiene nada que exigir de nosotros. Su demanda fue satisfecha. Ahora somos de otro, de Cristo nuestro Señor. Estamos bajo su autoridad. Y él vive en nosotros por su Espíritu Santo. Lo que era imposible por la ley, por la debilidad de nuestra carne, ahora es posible por el Espíritu. En Cristo, y por el poder de su Espíritu en nosotros, no solo somos justificados sino también santificados.
Tal como lo dice Pablo en Gál.3.24-25: “La ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo”, es decir, bajo la ley.
Pablo está perplejo e indignado con los gálatas. ¿Por qué? Justamente porque los judaizantes los habían convencido de que debían guardar la ley. Las expresiones de Pablo son muy duras contra toda este error que se había metido en las iglesias de Galacia. Y con autoridad apostólica, y en el nombre del Señor, les reprende con mucha firmeza y amor, a fin de salvarlos de la herejía de volver a someterse a la ley.
Sería bueno que leyéramos toda la epístola, pero veamos a lo menos algunos párrafos más:
Gálaltas 1.6-9
“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.”
Gál. 3.1-5
“¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano. Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?”
Gál. 4.8-11
“Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses; mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.”
Gál. 4.19-20
“Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros, quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros.”
Gál. 5.1-11
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz.”
Gál. 6.12-15
“Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo. Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne. Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.”
Dos son las prácticas concretas que Pablo menciona en esta epístola:
· la circuncisión
· el guardar ciertos días especiales (4.9).
3ra. Pregunta: ¿QUÉ NOS ENSEÑA EL NUEVO TESTAMENTO ACERCA DE LA CIRCUNCISIÓN?

Algunos judaizantes hoy afirman que los gentiles que se conviertan a Cristo no necesitan ser circuncidados, pero que los judíos deben observar tanto la circuncisión física como la espiritual.
Primero quiero señalar que esta doble categoría no existe en el Antiguo Testamento. Según la ley todo extranjero que quisiera pertenecer al pueblo de Dios también debía ser circuncidado.
Éxodo 12.48-49
“Mas si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para Jehová, séale circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación; pero ningún incircunciso comerá de ella. La misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros.”
Además de los versículos que ya vimos en Gálatas. ¿Qué nos enseña todo el Nuevo Testamento sobre esto?
Romanos 2.25-29
“Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión? Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.”
1 Corintios 7.17-20
“Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. ¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede.”
Colosenses 2.11-12
“En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.”
Después de semejantes declaraciones apostólicas, es mucha osadía y atrevimiento, y es oponerse a la revelación de Dios afirmar que es necesario que los cristianos judíos se circunciden. Lógico que el judío circuncidado que se convierta no puede hacer nada para “descircuncidarse”, ni necesita hacer nada, porque, como lo afirma Pablo, “la circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es”.
Pablo circuncidó a Timoteo por estrategia, no porque delante de Dios debería hacerlo. El texto, en Hech. 16.3, dice claramente que “le circuncidó por causa de los judíos”. Del mismo modo, si hoy algún judío se circuncidara por estrategia, a fin de alcanzar más fácilmente con el evangelio a otros judíos, no habría ningún problema, pero no porque enseñemos que es un deber hacerlo.

4ta. Pregunta: ¿QUÉ DICE EL NUEVO TESTAMENTO ACERCA DE GUARDAR EL SÁBADO?
1. ¡NADA! Absolutamente nada. Ni Jesús ni los apóstoles jamás enseñaron de un modo explícito que debemos guardar el sábado.
  • Hemos ya señalado que la parte moral de la ley, en el Nuevo Testamento está expresado en la “didaké” (doctrina, enseñanza) de Cristo y de los apóstoles. Es curioso que todos los otros nueve mandamientos están explícitamente mencionados por Cristo o por los apóstoles pero nunca ninguno de ellos hizo alguna mención directa sobre la necesidad de guardar el sábado o algún día especial.
  • En el sermón del monte (Mateo 5, 6 y 7) Jesús hizo referencia al mandamiento de no matar, no adulterar, no decir falso testimonio, amar al prójimo, etc., pero no hizo ninguna mención acerca del sábado. Al joven rico, le mencionó varios de los 10 mandamientos, pero no le dijo nada sobre el sábado.
  • Cuando le preguntaron cuál es el mandamiento más grande, los resumió en dos: Amar a Dios con todo el ser y amar al prójimo como a uno mismo.
  • Cuando ordenó a los doce a ir por todo el mundo y hacer discípulos a todas las naciones, no les dijo que enseñen a guardar todos los mandamientos de la ley sino todo lo que él les había enseñado a ellos.
2. Jesús no pareció darle tanta importancia a la cuestión del sábado. De hecho, ante la crítica de los judíos porque sus discípulos recogieron espigas de trigo el sábado, Jesús los defendió, y dijo: “El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado” (Marcos 2.23-28).
3. Jesús sanaba en el día de reposo. Curó al hombre de la mano seca (Mar. 3.1-6). Liberó a una mujer de un espíritu de enfermedad (Luc.13.10-17). Sanó a un hombre hidrópico (Luc.14.1-6). Sanó al paralítico del estanque de Betesda, y ante el fuerte cuestionamiento de los judíos les respondió: “Mi padre hasta ahora trabaja y yo trabajo” (Juan 5.5-18). Sanó al ciego de nacimiento (Juan 9).
4. En la doctrina (didaké) de los apóstoles no existe ni una sola indicación de que debemos guardar el sábado. Efesios capítulos 4, 5 y 6, Colosenses 3 y 4, Romanos 12, 13 y 14, tenemos casi la totalidad de la didaké, pero no hay ni una sola mención positiva de que debemos guardar el sábado. Ni en la epístola de Santiago, ni en las de Pedro, ni en las Juan. No hay en todas ellas la más mínima mención. ¿Por qué?
5. En las epístolas de Pablo hay tres menciones acerca del sábado o de guardar algún día. Pero en vez de decir que debemos guardar el sábado dice algo muy diferente:
  • A los gálatas les reprocha por guardar los días, los meses, los tiempos y los años. Por eso les dice que teme haber trabajo en vano con ellos. (Gál.4.9-11).
  • En Colos. 2.16-17, dice: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o sábados, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.” Aquí Pablo declara dos cosas: Primero, que comida, bebida, días de fiestas e inclusive los sábados, son la sombra de lo la realidad, esa realidad es Cristo. Una vez llegada la realidad no necesitamos aferrarnos más a la sombra. Al menos eso es lo que enseña el Nuevo Testamento (Hebr. 8.5 y 10.1). Segundo, que nadie nos debe juzgarnos por no guardar estas cosas.
  • La tercera mención de Pablo está en Romanos 14. 1-6, y esto debe ser aceptado por todos como algo definitivo, después de las afirmaciones que hace Pablo aquí, no cabe ningún tipo de discusión. (Aunque como dice el refrán, no hay peor ciego que el que no quiere ver).
    “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.
    Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios”.
    Obviamente, si Pablo hubiera entendido que es obligación guardar el día sábado, nunca habría escrito lo que escribió, me imagino que al menos habría aclarado el tema del sábado de alguna forma. Según estas palabras de Pablo, si alguno juzga que debe guardar el sábado está en libertad de hacerlo, si otro quiere guardar o descansar otro día también está en libertad de hacerlo. Si un tercero juzga que todos los días son iguales, está todo bien. Lo único que no está permitido es juzgar al que piensa y actúa diferente. Menos hacer de estos temas asuntos de discusión. La conclusión es que para Pablo este es un tema secundario y relativo, y cada uno tiene libertad de actuar según esté convencido.
6. Es importante expresar claramente que en el Nuevo Testamento tampoco existe ningún mandamiento o enseñanza en la que se diga que el domingo reemplaza al sábado. Muchos, por su herencia católica o evangélica han querido encontrar alguna base bíblica para tal cambio, pero no existe ninguna base o palabra apostólica al respecto. Es cierto que Jesús resucitó el primer día de la semana (domingo). También es cierto que se apareció dos veces a sus discípulos en días domingos (Juan 20.19 y 26). El día de Pentecostés, cuando vino el Espíritu Santo, también fue un domingo (Cincuenta días después de la Pascua, que era un sábado). En Jerusalén, los discípulos del Señor se reunían todos los días (Hech. 2.46 y 47), En Hechos 20.7, se menciona que en Troas los discípulos estaban reunidos el primer día de la semana a partir el pan (Hech.20.7). Pablo recomienda a los corintios que aparten las ofrendas los domingos (1 Cor.16.1-2). Sin embargo, ninguna de estas cosas tienen la fuerza de un mandamiento. Es más bien una sana costumbre que se fue poco a poco estableciéndose en las comunidades cristianas de reunirse el primer día de la semana para celebrar la resurrección del Señor. Es nuestra convicción que nosotros debemos celebrar todos los días la victoria y la resurrección del Señor. Debemos vivir en permanente oración, alabanza y adoración al Señor.

7. A pesar de todo lo dicho, y teniendo en cuenta las palabras de Jesús de que el sábado es por causa del hombre y no el hombre por causa del sábado, Dios nuestro Creador para nuestro bien estableció que trabajemos seis días y descansemos uno. Sin darle a esto un carácter de legalismo, con la libertad que ahora tenemos en Cristo, haremos muy bien en obedecer a este mandato creacional de Dios, y trabajar seis días y descansar uno de nuestras tareas cotidianas. Esto es bueno y necesario para nuestra salud y bienestar físico, emocional, mental, familiar y espiritual. Mucho del stress y del agotamiento que se sufre hoy en día se debe al hecho de que no descansamos un día por semana como lo estableció nuestro Dios. En nuestra sociedad occidental y “cristiana” culturalmente está establecido el domingo como día de descanso. Por lo tanto, la mayoría de nosotros paramos el día domingo. Pero esto no lo pueden hacer todos. Hoy existen oficios que deben trabajar todos los días. Lo importante es que todos descansemos un día en la semana.

Si viviéramos en un país judío no tendríamos ningún problema en descansar el sábado. Y si estuviéramos en un país musulmán nos tocaría descansar el viernes. Los pastores, generalmente el día que más trabajamos son los domingos. Reitero, lo importante es trabajar seis días y descansar uno. Si la gran mayoría descansamos el mismo día es mejor, pues eso nos da la ocasión de reunirnos para alabar con más libertad al Señor y escuchar su Palabra.

5ta. Pregunta: ¿QUÉ DICE LA ENSEÑANZA APOSTÓLICA ACERCA LOS ALIMENTOS PROHIBIDOS EN EL A.T.?
En Levítico 11 y en Deuteronomio 14.3-21, está la lista de los animales que se pueden comer y los que no se pueden comer. ¿Siguen esas prohibiciones vigentes en el Nuevo Testamento? Veamos lo que dice la enseñanza apostólica al respecto.
1. En 1 Corintios cap. 10, Pablo dice “no” a la codicia; “no” a la idolatría; “no” a la fornicación; “no”al tentar al Señor; “no” a la murmuración (vv.6-12). Pero en cuanto a lo que se puede comer el dice (vv.23-33)

“Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia. Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro? Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias?

Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.”
2. Ya hemos visto el pasaje de Romanos 14, en la que Pablo señala que cada cual tenga libertad para comer o no comer según su conciencia. Pero agrego otro pasaje del mismo capítulo.
Rom. 14.14-21:
“Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. No sea, pues, vituperado vuestro bien; porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.”
En estos dos pasajes tenemos una clara respuesta a nuestra última pregunta. En ambos hay tres puntos principales:
1. Nada es inmundo en sí. Todas las cosas son limpias. Por lo tanto ya no hay una lista de animales limpios y otra de animales impuros. Podemos comer de todo lo que se vende en la carnicería.
2. Todo me es lícito pero no todo conviene. Debo ver si tal o cual animal o carne es conveniente desde el punto de vista de la salud.
3. Al comer debo tener en cuenta la conciencia de los demás. Por amor debemos evitar ser tropiezo a los más débiles.
Otra vez nos preguntamos ¿Por qué ni Cristo ni los apóstoles jamás dieron ninguna instrucción en el sentido de que no debemos comer ciertos alimentos. Por el contrario Pablo le dice a Timoteo algo muy serio y fuerte:
1 Tim.4.1-6:
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado. Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.”
CONCLUSIÓN
Teniendo en el Nuevo Testamento una enseñanza tan clara sobre todos estos temas, dados por los apóstoles del Señor, haremos bien en leerlos, estudiarlos y obedecerlos. No nos toca a nosotros reinterpretar el Antiguo Testamento, esa función ya lo hicieron ellos y establecieron el fundamento de la iglesia para todos los siglos. Amén.